domingo, 23 de febrero de 2014

Sierra de Longalendo. Picos Pandoto, Cueto Orgosa y Culladiella

Salida y llegada: Salida de Moreda y llegada en Oyanco (Concejo de Aller)
Distancia:  19,6 km
Duración: 6:00 horas (sin paradas)
Altura máxima: 1105 m (en Pico Culladiella o Navaliego)
Subidas acumuladas: 1380 m
Dificultad: media
Fecha de realización: 2/II/2014
Track de la ruta



Hace un mes, en una ruta mañanera, subimos a los picos Culladiella (Navaliego) y Grandes del Cordal de Longalendo situado entre los valles de Turón y Aller. Tocaba ahora recorrer el resto de la sierra siguiendo su línea de cumbres. Llegamos a Moreda por la AS-112, después salirnos en el semáforo situado en la propia carretera y cruzar el puente sobre el río Aller. Aparcamos en una de las calles cercanas a la plaza principal. Desde la misma plaza comenzamos a caminar por la calle que deja la iglesia a la izquierda hasta llegar a la antigua carretera que cruzaba el pueblo antes de hacer la ronda. La seguimos unos 100 metros hacia la izquierda hasta dar con un estrecho callejón, a la derecha, que sube, entre tapias y prados, al barrio de Moreda de Arriba.

Moreda desde la subida a Moreda de Arriba..

Aquí nos encontramos con la carretera AE-1, que seguimos a la izquierda en ascenso, dando una amplia revuelta a la izquierda. Caminamos por ella unos 250 m y la dejamos al final de la gran revuelta, justo donde encontremos el primer prado a la derecha. Vamos buscando el antiguo camino que sube aún hasta Reyán para evitar el asfalto y los rodeos de la carretera. Al abandonarla, tomamos un camino a la derecha que deja el citado prado a la izquierda. Al terminar el prado, nos desviamos a la izquierda siguiendo su muro y mantenemos esa dirección norte, cruzando entre dos casas y en fuerte ascenso. El camino ya de tierra y piedra vira más arriba a la derecha para acceder a la aldea de Reyán. Hasta aquí hemos subido 200 metros (150 desde Moreda de Arriba). Cruzamos la aldea siguiendo una calle asfaltada en dirección noreste, obviando la carretera que llega desde Moreda (que encontramos a la izquierda). El camino asfaltado llega hasta las casas de Collada, quedando a partir de aquí como pista de tierra.

Sierra de Longalendo, desde el pico Pandoto.

Después de Reyán, la pista nos lleva entre bosques, cabañas (al principio arregladas y habitadas, hacia el final en ruinas) y prados. Cuatro revueltas nos permiten ganar altura para situarnos en la Llana del Cordal, donde sale un ramal a la derecha que evitamos. Continuamos, casi en llano, dejando a la izquierda prados y cabañas y a la derecha el monte bajo invadido de por la punzante cotoya (tojo).  Después del desvío a la derecha antes aludido, caminamos unos 600 metros, hasta el punto donde el camino comienza el descenso. Estamos en el punto más cercano a la cresta del cordal. Lo abandonamos buscando un sendero, entre los tojos y helechos, que nos permita remontar los escasos metros que nos separan de la Collada la Casona, en lo alto del Cordal.

Cabaña en la majada Espines.

Alcanzada la cuerda de la sierra, la vista se abre hacia el norte donde se ubica el valle de Turón y la Sierra de Urbiés al otro lado. La de Navaliego queda cerrando el valle por el este y, por encima, nos encontramos con Peñamayor. Estamos a 857 metros de altura y aún nos quedan otros 200 para alcanzar la cima del Pandoto (1067 m), la primera de las cimas que hoy vamos a subir. Un sendero sigue, en esta zona, la cima del cordal y nos ayuda en la subida a esta cima coronada por un hórreo que hace las veces de buzón de montaña. La vista se extiende al resto de la sierra, que recorreremos hacia el este. También vemos Peña Mea, el Retriñón y el Torres en las direcciones este y sur.  Descendemos por la ladera este, siguiendo el sendero y rodeamos el cercano Mediodía por la derecha sin ascender los escasos 20 metros que nos separan de su cima. La idea es seguir el cordal lo más lejos posible, teniendo en cuenta que el segundo vehículo lo dejamos en Oyanco.

Sierra de Navaliego (Cuetu Ventosu y Burra Blanca).

Una vez rodeado el Mediodía, el sendero se pierde entre la maleza de espinos y cotoyas. Aun así alcanzamos el pequeño collado de La Muezca (1007 m). Para ascender al siguiente montículo buscamos sendas de animales entre la maleza. La subsiguiente bajada nos encamina hacia un prado cercado que rodeamos por la derecha para llegar a un ancho camino que pasa al lado de la cerca. El camino finaliza en la portilla de otro prado (Espines de Can). La saltamos y continuamos por la verde alfombra hasta el otro lado. Otro salto de la pared de piedra con un hilo de alambre de espino por arriba y nos encontramos en una loma tapizada helechos. Cruzamos otro par de prados semiabandonados hasta situarnos cerca de la cima del Cueto Orgosa. Remontamos los escasos metros que nos separan de ella y la coronamos sin encontrar ningún distintivo o marca. En el fuerte descenso por la ladera este, encontramos un sendero que se introduce en el pinar que cubre toda la ladera norte del monte. Al final del bosque encontramos el prado de Llamargón que cruzamos, siguiendo, después, el descenso por donde mejor podemos, rodeando además un pequeño crestón rocoso. Podemos desviarnos a la derecha para rodear la cerca del prado El Cabrisnu y llegar a la fuente Espines. Pero esto requeriría perder bastante altura. Decidimos rodear el prado por la izquierda. Algo alejado de la muria del prado, casi inaccesible por la densa maleza que la rodea, encontramos un breve sendero. La senda vira hacia el norte y nos deja en la pista que recorre la sierra por la vertiente turonesa. Estamos en la collada Espines. Dejando el prado a la derecha, abandonamos la pista casi sin pisarla, para continuar rodeándolo por senda casi perdida (en algún momento nos pasamos al prado para continuar el rodeo por su interior).

Peña Mea desde La Culladiella.

Comenzamos la subida al cerro Gumial. Podemos avanzar por el límite del pinar como hicimos el mes pasado o continuar por una senda que lo rodea sin subir a él. Decidimos continuamos por el sendero en paralelo a la muria del prado, rodeando el cerro por la derecha. Una vez pasado, nos encontramos con el siguiente crestón de mayor entidad. Para cruzarlo no nos queda más remedio que subir casi hasta la cima del cordal para encontrar el sendero que lo supera. Continuamos casi en llano hasta una peña que rodeamos por la derecha descendiendo unos metros. Habría sido mucho mejor encaramarnos en la cresta del cordal a partir del collado Espines y continuar siempre por ella hasta descender, después del segundo crestón, al collado Las Cruces donde se encuentra un gran prado en buen uso en cuya puerta convergen dos pistas. Pasando al lado de la puerta, y dejándolas a la derecha, continuamos la siguiente ascensión, sin sendero ni camino hasta alcanzar la cima del Navaliego o Culladiella. Las vistas son las mismas que las descritas antes, aunque Peña Mea, Tiatordos, Retriñón y Torres los tenemos ahora más cerca. También ofrece buenas vistas el resto del cordal hacia el este: Cueto Ventoso y Burra Blanca. (para más información haz clic aquí).

Torres, Toneo y  Sierra de Ajo.

Descendemos por la ladera este donde encontramos un crestón que sirve de cierre a una finca cuidada que desciende hasta el collado Cabéu. Al cobijo de las peñas comemos disfrutando de unas maravillosas vistas hacia el sur y el este. No así hacia occidente, impedidas por la ladera de la propia montaña que nos sirve de cortavientos. Reemprendemos el camino rodeando el pico por su ladera sur hasta alcanzar de nuevo con el collado Las Cruces, pasando al lado de la puerta del magnífico prado. Una pequeña subida para seguir la cuerda de la sierra y el siguiente descenso, nos permiten superar los crestones rocosos antes citados, ahora por arriba. Vemos unos prados en la ladera sur, y hacia ellos nos dirigimos campo a través. Al llegar comprobamos que el camino que transita entre dos de ellos está cerrado por la maleza por lo que debemos atravesar el más alto para alcanzar, a la salida, una pista que seguimos un tramo hacia la izquierda. Enseguida la abandonamos por otra que sale a la derecha y nos deja en la fuente-abrevadero Espines. De allí sale otra pista hacia el sur en descenso que seguimos unos metros, la dejamos por otro camino a la derecha que llanea hacia el oeste entre dos prados. Cuando finaliza el de la izquierda, abandonamos el camino y seguimos por una senda en paralelo a la pared occidental del prado, que a su vez lleva la dirección de una riega. La senda continúa en paralelo a la riega, para transformarse más abajo en camino que, durante un corto tramo, confluye con la riega y encontramos inundado, hasta que finalmente nos deja en la aldea de Arteos. Este tramos desde la fuente Espines hasta Arteos subimos el mes pasado, como explicamos en otra entrada de este blog.

Llegando a la aldea de Roza. Pico Renorios al fondo.

Por la carretera hormigonada continuamos hasta el cruce con la carretera que sube a la pequeña aldea de Roza. Podríamos seguir el descenso hasta El Pueblo, y después, por la carretera hasta Oyanco. Son varios kilómetros de carretera y, como preferimos los caminos y senderos de tierra, tomamos el cruce a la derecha que nos sube hasta Roza. Aquí finaliza el tramo de hormigón.  La pista, continuación de la carretera, sale a la derecha (noreste) y gira bruscamente a la izquierda (hacia el suroeste) para ganar altura, pasando por encima de la aldea, hasta alcanzar el lomo de la sierra en la zona conocida como El Vescón. A continuación bordea el lomo de la sierra virando primero al noroeste y después hacia el sur. Pasa más adelante por las cabañas y casas de El Confurcu y Cambrosio y, manteniendo esta dirección en continuo descenso, hasta otras cabañas ¿Las Tercias? Aquí, hormigonada, da dos revueltas, perdiendo rápidamente altura en una zona muy inclinada conocida como La Cuesta. Otro giro brusco a la derecha y una amplia revuelta hacia la izquierda nos conducen a la localidad de Oyanco sobre la AS-112, donde finaliza esta magnífica excursión.

Lorenzo Sánchez Velázquez

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